Tomás Saraceno y sus ciento sesenta y tres mil años luz.
Por Alondra Córdova.
A
partir del viernes 1 de julio y hasta el
26 de noviembre del presente año el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO)
en la ciudad de Monterrey se convierte en la casa de esta increíble exposición
que lleva por nombre “Ciento sesenta y tres mil años luz”, obra del artista argentino Tomás Saraceno.
Tomás
Saraceno es un artista nacido en 1973 en Argentina, graduado como arquitecto por
la universidad Nacional de Buenos Aires y con un posgrado en arte y
arquitectura por parte de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación
Ernesto de la Carcova (Buenos Aires, Argentina) y de Städelschule (Frankfurt,
Alemania).
Ciento
sesenta y tres mil años luz es la primera gran muestra artística de Saraceno
mostrada en América Latina. Esta exposición se compone por tres grandes bloques
formados por 15 instalaciones. Su obra se caracteriza por tirar los muros entre
la ciencia y la creatividad. Los entornos mágicos generados por el artista y su
equipo van desde la creación de espacios imposibles, la referencia a la
naturaleza del cosmos, la biología molecular y las leyes de la física.
Fotografía 1. Cajas de cristal suspendidas conteniendo telarañas de distintas especies de arañas. |
El primer bloque se caracteriza por encontrarse casi en total
obscuridad y se muestran distintas instalaciones de cajas de cristal
suspendidas del techo que en su interior contienen las cientos de telarañas
tejidas por sus antiguas habitantes. La visión del artista es mostrar que al
igual que una telaraña, todo en este universo esta entramado de alguna manera
y todos estamos conectados con todo lo que nos rodea.
Lo
anterior da la entrada al segundo bloque de la muestra que al contrario del primero
está totalmente iluminado, el efecto que se buscaba tiene un gran impacto en la
forma de percibir la obra en el que proyecta un video filmado por Saraceno y
compañía en el salar de Uyani ubicado en Bolivia, conocido como el espejo más
grande del mundo.
Fotografía 2. Desierto de sal Uyani (Bolivia). Saraceno caminando a través de la puesta. |
Finalmente, en el tercer bloque se encuentra una
instalación de muros blancos con estructuras poliédricas sostenidas por hilos a
lo largo de toda la habitación que hace al espectador sentirse inmerso en la
obra al verse forzado a esquivar los hilos que obstaculizan el camino a la
salida.
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